Lo último, lo mejor ¿Lo más bueno?

LO ÚLTIMO, LO MEJOR ¿LO MÁS BUENO?

 

Ya hemos hablado en este blog sobre los tipos de cámaras, sus posibilidades y cómo influye, hasta cierto punto las tecnologías a la hora de “hacer buenas fotos”.

En este caso os voy hablar de otra herramienta que es igual de importante. El ordenador.

Puristas aparte, no pienso entrar en el eterno y aburridísimo debate sobre si es mejor un MAC o un PC para temas de imagen o diseño.

Tener un ordenador potente, con una pantalla de última generación y con el último editor de fotos o de video NO y repito ese NO te garantiza que vas a editar mejor o vayas a retocar mejor.

Al igual que pasa con las cámaras hay que saber ¿qué nivel tienes? Y ¿qué sector vas a cubrir?

De nada sirve tener un ordenador con sistema 4k y un editor súper profesional si lo que vas a editar son fotografías y videos para redes sociales.

¿Te facilita tener mejor ordenador y mejores programas? Obviamente si, sino ¿para qué los fabricarían? Pero la pregunta no es la correcta, lo correcto es ¿Sabes manejar el último programa de edición?

 

¿Sabes sacarle todo el partido a ese programa o todo el rendimiento a tu ordenador?Si las respuestas son NO entonces es mejor que aprendas a dominar el programa de edición que tengas y sacarle el máximo partido a tu ordenador,

porque posiblemente verás como la inversión que tengas que hacer será mucho menor de la que pensabas. ya que por poner un ejemplo, igual sólo tienes que cambiar una gráfica o añadir un poco más de memoria RAM, en vez de comprarte un ordenador nuevo con un editor última generación.

 

Nuevos retos

NUEVOS RETOS

 

Dominar una parte de la fotografía o llegar a tener un ojo experto en un tipo de imágenes es algo que se aprende con muchísima práctica, estudio y sobre todo mirando, mirándolo todo de la forma en la que quieras captar las imágenes o inspirarte.

Una vez conseguido o al menos tener un nivel en esa parte, puedes optar por dos posiciones.

Seguir en ese ámbito y explotarlo, potenciarlo y quizás llegar a ser todo un referente en esa parte de la imagen o bien explorar nuevos senderos, nuevos caminos y retos que te lleven a salir de tu zona de confort como fotógrafo.

Muchas veces he visto a verdaderos talentos de la fotografía, personas con muchísimo potencial para este mundo, como algo natural, que ante un reto que se aleje un poco de su zona de confort o ante un proyecto más serio, se han echado atrás por miedo, por no valorarse o simplemente por considerarlo demasiado “grande” para ellos.

Obviamente no  es cuestión de tirarte a la piscina a las primeras de cambio y si lo vas hacer, estudia, mira, documéntate, practica, etc.

Pero sobre todo, no le tengas miedo a retos nuevos o a zonas donde te veas menos seguro, todo se aprende y fallar es parte del aprendizaje.

Un poco de historia

UN POCO DE HISTORIA.

Hoy en día hacer una fotografía es casi como coger las llaves al salir de casa,  igual de cotidiano, pero al tomar una fotografía, no se queda sólo en eso, pasa por postproducción al instante, la “CHAPA Y PINTURA” de nuestros dispositivos y cámaras van más allá de del simple disparo.

Entontes, ¿Cómo se hacían los retoques antes?

Antes de tener una cámara incorporada a nuestros móviles, antes incluso de los móviles, los primeros pasos de programas informáticos que podían modificar las imágenes a su gusto era casi magia para cualquier fotógrafo, pero antes incluso que los ordenadores y los formatos digitales, aquellos carretes de las fotografías, tanto en color como en blanco y negro, también se retocaban y de formas muy arcaicas y maravillosas.

En el blanco y negro se usaban distintos cristales de diferentes densidades, así como filtros de distintos colores en las ampliadoras, para potencias, corregir y contrastar la imagen.

¿Y cómo sabias qué tenías que poner?

Se realizaban tiras de prueba en papel fotográfico para ver tanto el tiempo de exposición como las posibles correcciones. Se hacían un panel de exposición con todos los negativos, con lupas se veían si estaban bien, enfocados, subexpuestos, todo un trabajo de horas y de días que hoy se hace en menos de un minuto.

Evidentemente  no voy a decir que lo antiguo en este caso era mejor, era diferente y más artesanal, necesitabas de tiempo, ese que hoy en día es tan escaso.

¿Y los retoques a color?

Eso ya es otra historia.

Naturalidad o posado

NATURALIDAD O POSADO

 

Otra de las eternas preguntas de la fotografía ¿es mejor posar o pasar y ser natural?

Pues como todo en la vida, depende de lo que busquemos y para lo que lo busquemos.

No voy a ser un defensor acérrimo de la naturalidad ni tampoco del posado, a nivel práctico para un fotógrafo evidentemente el posado te da más tiempo, control de los parámetros, modificación de la pose, ángulo, etc.

 

Por otra parte la naturalidad, el no esperarlo, te da ese punto de frescura, de originalidad, de momento único e irrepetible.

Para un servidor lo ideal es una mezcla de ambas, puedes prepararte una sesión con posados, con ciertas directrices, pero siempre dejando algo de naturalidad en las fotos, tener siempre la cámara lista para esa risa nerviosa que se escapa al hacer una pose exagerada, o esa mirada a otro sitio al distraerse, o una mueca de duda al no entender que pasa.

 

Esos instantes son lo que pueden darte mucho juego, sin despreciar las posadas por supuesto, pero buscando un acercamiento más próximo a la realidad que al montaje idílico.

TENER O SER REFERENTE.

TENER O SER REFERENTE.

 

Muchos artistas han sido y son hoy, admiradores de otros artistas, teniendo referencias en sus trabajos, influencias de otros campos que no sean los suyos pero que se inspiran en ellos.

Pero ¿es bueno tener esos referentes o hace que nuestro trabajo sea menos original?

Para esta pregunta habría que preguntarse ¿qué es original y qué no lo es? Ya que existe una delgadísima línea entre esos dos conceptos.

En mi opinión tener referencias no hace que tu obra sea menos original, al contrario, la hace más rica y a la vez sirve de unión entre tu creación y la influencia, creando una especie de simbiosis artística.

Al igual que ocurre con las influencias y las referencias, también hay muchos artistas que no necesitan o simplemente no usan ese recurso, creando obras totalmente únicas y diferentes, si bien se catalogarían dentro de un género o estilo, no tendrían referencias o influencias de otros artistas.

Tanto si usas referentes en tus obras o influencias, más marcadas o más sutiles, como si experimentas sin ese recurso, estarás haciendo un ejercicio de conocimiento y autoconocimiento para definir tus obras, tu estilo y sobre todo para una mayor riqueza artística.

Preguntas y más preguntas

Preguntas y más preguntas

Cuando solamente tenías 24 ó 36 posibilidades para hacer una fotografía tenías que pensar muy mucho y mirar más aún para hacer una fotografía. Claro que también podías disparar a lo loco y luego pagar el resultado al revelarlo.

Todas esas preguntas hoy han desaparecido, casi se puede decir que son exclusivas de la parte más puritana de la fotografía, personalmente creo que hacer una fotografía depende mucho del momento en el que estés y lo que quieras reflejar.

Evidentemente hacer una foto para inmortalizar un momento concreto, una fiesta, una salida con amigos, un buen fin de semana o una escapada, poco tiene que ver con conseguir un efecto visual y mucho con el sentimiento que esa imagen hará,

a posterior, en la persona que la vea.

Pero eso no le quita ni un ápice de valor a esa imagen, al contrario, puede que sea la expresión más exclusiva de una imagen, ya que sólo unas pocas personas o una sola, entenderán qué quiere decir realmente esa imagen, el resto lo imaginará, o creará un contexto o historia que puede ser la verdadera, o totalmente lo contrario.

Con esta premisa habría que preguntarse ¿entonces tengo que pensar cuando creo la imagen o lo dejo a la improvisación más absoluta? ¿Y si sale totalmente borrosa u oscura, mal encuadrada o movida?

Muchas preguntas pueden aparecer, la verdad es que lo artístico para algunos es mediocre para otros, mal ejecutado para otros tantos o sublime para otros tantos más…

La fotografía, se define a sí misma en su significado y en su forma para decirnos que dependiendo quien mire, al igual de quién haga la imagen, el resultado siempre será distinto, único y con la posibilidad de tener múltiples interpretaciones.

Preparación o improvisación.

PREPARACIÓN O IMPROVISACIÓN

Poco vamos a explicar que la mayoría de la industria audiovisual mundial es cada día más exigente y sobre todo más preparada, no solamente en la parte de su cualificación sino en la parte técnica.

Nadie duda que una sesión fotográfica de estudio tenga su pre producción, maquillaje, medición de luz, fondos, difusores, efectos ambientales, post producción, etc.

Tener todo el tiempo del mundo y recursos para sacar LA FOTO no resta valor a todo lo que hemos explicado en anteriores entradas, hay que tener ojo, saber componer, etc.

Ahora bien, ¿Y si no tenemos ese tiempo? ¿Todos esos medios, todo ese despliegue?

Uno de los grandes retos de un fotógrafo es encontrarse con un montón de limitaciones en su trabajo.

 

Un evento puntual, una situación rápida que tienes que capturar si o si y es irrepetible.

Hay que sobreponerse, hay que inventar, adelantarse a la jugada y a veces incluso hacer malabares imposibles para conseguir lo que quieres o al menos capturar de la mejor forma posible “ese momento”.

 

La improvisación es algo muy valioso en un fotógrafo ya que puede resolver un montón de problemas que ni se habrían pasado por la cabeza al empezar un trabajo.

Crear la magia

Crear la magia

En este blog hemos hablado mucho sobre la magia de congelar el tiempo en una imagen, para lograr eso tenemos una de las herramientas más importantes para un fotógrafo.

 

El obturador.

Este pequeño, rápido y eficiente componente de la cámara es el responsable de la cantidad de luz que necesitas para crear una imagen.

 

Su velocidad es la clave para “congelar” la imagen, para que aparezca esa magia de crear un permanente recuerdo de un instante. Sus variaciones son infinitas y sus efectos son igual de sorprendentes que su efectividad.

 

Una buena velocidad de obturación puede suponer la foto perfecta, independientemente de la luz o el objetivo que tengas en la cámara.

Evidentemente todo influye, pero es mejor usar todas las herramientas con las que cuentas como fotógrafo y conocerlas bien.

 

La fotografía como instrumento

La fotografía como instrumento

Al igual que pasa en muchas disciplinas y sobre todo a partir del siglo XX, la fotografía no solamente se quedó en lo meramente  artístico o personal, sino que se expandió a otros campos de tal forma que hoy en día sería casi imposible ver la vida sin imágenes, las cuales nos bombardean constantemente, desde vallas publicitarias, revistas, anuncios, redes sociales, etc.

El universo de la imagen empezó como un experimento para captar una imagen y congelarla en el tiempo hasta nuestros días.

Cámaras cada vez más profesionales, con más definición, con millones de utilidades, cámaras infrarrojas, súper lentas, objetivos increíbles… usados para la investigación, el arte, la ciencia, etc. La fotografía lejos de estar muerta  está, a día de hoy, más presente en nuestras vidas que nunca y sin decaer por la imagen en movimiento ni un ápice.

La fotografía como expresión artística.

Fotografía como expresión artística

La fotografía, al igual que cualquier expresión artística, puede tomar multitud de estilos.

Estilos más clásicos o más modernos, hiperrealistas o totalmente conceptuales, todo tiene cabida en la fotografía.

Lo especial de la fotografía, a diferencia de otras disciplinas, es que dentro de su multitud de expresiones siempre tendrá la capacidad de congelar un instante, sea voluntaria o involuntaria.

Para hacer un cuadro se necesita tiempo, igual que para una escultura, etc. En la fotografía es solo un instante y a veces ni si quiera es planificada, planeada o pensada, sencillamente ocurre, se toma un segundo, un instante irrepetible y puede que sin saberlo estés ante una expresión artística, ante una imagen tan potente que pare una guerra o simplemente ante el instante justo de la muerte de una persona.

Y lo más mágico de todo es que puede ser alguien experto o alguien que está en el momento justo, adecuado y decide hacer una foto, una simple y sencilla fotografía.