
Como en cualquier disciplina, la teoría es un punto muy importante a la hora de consolidar información, de saber manejar los equipos y de entender su “filosofía” el ¿por qué? De las cosas por así decirlo.
El mundo audiovisual no es una excepción a la regla y necesita una gran parte teórica y una mayor parte aún práctica.
Ya no es tanto conocer o recordar conceptos básicos o recordar cómo funciona un flash o un obturador, sino tener presente esos conceptos, ya que vas a trabajar físicamente con ellos.
Si la teoría forma el concepto, la práctica define el concepto y lo trasforma en realidad.
Y no puedes dominar o manejar uno sin el otro, por eso es importante tener unos conocimientos básicos teóricos que, ojo, lejos de ser inamovibles, y menos en la imagen donde puedes buscar romper los moldes con un balance de blancos erróneos deliberadamente o con una sub exposición o sobre exposición para dar o definir otro concepto de la imagen misma, te van a proporcionar no solo las herramientas sino las “formulas” para experimentar muchísimo más y sacar un mayor potencial a tus creaciones.
Pero ojo, que no todo vale, ni en la teoría ni en la práctica.
Al igual que en el argumento de una buena novela, una película o un museo, hay cosas que, a la hora de elegir lo que vamos hacer, ver, leer o el estilo que queramos dar, nos van a sobrar tanto en la teoría como en la práctica.
Un ejemplo sencillo sería:
Sólo trabajo con fotografía digital.
Por tanto no necesitas tener los conocimientos sobre el funcionamiento de una ampliadora de blanco y negro, las medidas y mezclas de los químicos, el tipo de papel fotográfico, los diferentes filtros de densidades de la ampliadora, etc.
¿Es una información útil?
Por supuesto que lo es, puede que experimentando o en un futuro, tengas que hacer algo en un soporte analógico y la información está ahí.
¿Es una información necesaria?
Pues en este momento no, por tanto, no te rompas la cabeza intentando saberlo todo sobre fotografía, su historia, los diferentes soportes, etc.
Por suerte para los días que corren, tenemos una herramienta que, para mí es como la biblioteca de Alejandría siempre y cuando se utilice de forma adecuada, Internet.
Por la otra parte, la práctica, está más limitada al equipo y sobre todo al tiempo del que dispongamos para dichas prácticas.
Aun así existen trucos, apaños, arreglos y un sinfín de ideas para hacer prácticas de casi todo.
Y recomiendo especialmente hacer prácticas de casi todo, por el sencillo motivo de crear situaciones, que son las que realmente van hacer que tengas una soltura y una capacidad de improvisación que la teoría no te da.


En este caso os voy hablar de otra herramienta que es igual de importante. El ordenador.
¿Te facilita tener mejor ordenador y mejores programas? Obviamente si, sino ¿para qué los fabricarían? Pero la pregunta no es la correcta, lo correcto es ¿Sabes manejar el último programa de edición?
porque posiblemente verás como la inversión que tengas que hacer será mucho menor de la que pensabas. ya que por poner un ejemplo, igual sólo tienes que cambiar una gráfica o añadir un poco más de memoria RAM, en vez de comprarte un ordenador nuevo con un editor última generación.
Al final entre ensayo y error, hacer mucho tetris, mucho buscar información, rutas, etc. Salió algo medio bien, o eso era lo que un servidor pensaba.
Muchas veces he visto a verdaderos talentos de la fotografía, personas con muchísimo potencial para este mundo, como algo natural, que ante un reto que se aleje un poco de su zona de confort o ante un proyecto más serio, se han echado atrás por miedo, por no valorarse o simplemente por considerarlo demasiado “grande” para ellos.
Antes de tener una cámara incorporada a nuestros móviles, antes incluso de los móviles, los primeros pasos de programas informáticos que podían modificar las imágenes a su gusto era casi magia para cualquier fotógrafo, pero antes incluso que los ordenadores y los formatos digitales, aquellos carretes de las fotografías, tanto en color como en blanco y negro, también se retocaban y de formas muy arcaicas y maravillosas.
Se realizaban tiras de prueba en papel fotográfico para ver tanto el tiempo de exposición como las posibles correcciones. Se hacían un panel de exposición con todos los negativos, con lupas se veían si estaban bien, enfocados, subexpuestos, todo un trabajo de horas y de días que hoy se hace en menos de un minuto.
Evidentemente no voy a decir que lo antiguo en este caso era mejor, era diferente y más artesanal, necesitabas de tiempo, ese que hoy en día es tan escaso.
Si tu sector se encuentra en el primer grupo, eventos sociales y fotografía de estudio, puedes hacer una inversión reducida ya que la mayoría de cámaras semi profesionales y profesionales cubrirán ese nivel sin problemas y podrás desenvolverte perfectamente con sus prestaciones en estos ámbitos.
No voy a ser un defensor acérrimo de la naturalidad ni tampoco del posado, a nivel práctico para un fotógrafo evidentemente el posado te da más tiempo, control de los parámetros, modificación de la pose, ángulo, etc.
Por otra parte la naturalidad, el no esperarlo, te da ese punto de frescura, de originalidad, de momento único e irrepetible.

Muchos artistas han sido y son hoy, admiradores de otros artistas, teniendo referencias en sus trabajos, influencias de otros campos que no sean los suyos pero que se inspiran en ellos.
Al igual que ocurre con las influencias y las referencias, también hay muchos artistas que no necesitan o simplemente no usan ese recurso, creando obras totalmente únicas y diferentes, si bien se catalogarían dentro de un género o estilo, no tendrían referencias o influencias de otros artistas.
Tanto si usas referentes en tus obras o influencias, más marcadas o más sutiles, como si experimentas sin ese recurso, estarás haciendo un ejercicio de conocimiento y autoconocimiento para definir tus obras, tu estilo y sobre todo para una mayor riqueza artística.
Evidentemente hacer una foto para inmortalizar un momento concreto, una fiesta, una salida con amigos, un buen fin de semana o una escapada, poco tiene que ver con conseguir un efecto visual y mucho con el sentimiento que esa imagen hará,
Con esta premisa habría que preguntarse ¿entonces tengo que pensar cuando creo la imagen o lo dejo a la improvisación más absoluta? ¿Y si sale totalmente borrosa u oscura, mal encuadrada o movida?
Tener todo el tiempo del mundo y recursos para sacar LA FOTO no resta valor a todo lo que hemos explicado en anteriores entradas, hay que tener ojo, saber componer, etc.
Hay que sobreponerse, hay que inventar, adelantarse a la jugada y a veces incluso hacer malabares imposibles para conseguir lo que quieres o al menos capturar de la mejor forma posible “ese momento”.